domingo 19 de mayo de 2024

El índice se sitúa en 3,9%

Baja la tasa de desempleo, pero hay precariedad e informalidad

Las cifras no reflejan el deterioro de las condiciones laborales, la informalidad, terciarización, flexibilización. Un experto dice que hay una crisis del empleo de calidad en el país.
ilustración de Abecor.
ilustración de Abecor.

Las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) dan cuenta de que la tasa de desocupación se redujo a 3,9% el año pasado; sin embargo, trabajadores fabriles y expertos advierten que hay una crisis general del empleo formal, a pesar de los avances existentes, por la mayor precariedad e informalidad en el país.

En 2015, la tasa de desempleo al cuarto trimestre era de 4,56% y en 2020, por efectos de la pandemia y la imposibilidad de salir por la cuarentena decretada entonces, este indicador se elevó a 10,76% en el mismo período y terminó la gestión con 8,38%.

En 2023, al cuarto trimestre la tasa bajó a 3,9%, según datos oficiales del INE.

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Para el investigador de temas laborales Bruno Rojas, la precariedad laboral caracteriza a las fuentes de empleo que se van generando en el país. La información disponible a 2019 mostraba que el 91% de la población ocupada estaba con empleos precarios y de esa cantidad el 61% eran fuentes de trabajo de mala calidad.

Esta población está ocupada con ingresos inferiores al salario mínimo vital y a una canasta alimentaria que en 2023 el Cedla estimó en 2.778 bolivianos.

A esto se debe sumar, dijo, que el 75% de la población no accede a la seguridad social y no aporta para la jubilación.

“Esta situación de los trabajadores se agravó con la pandemia, pero la encuesta del INE no brinda datos para medir el grado de precariedad; tampoco con la recuperación observada en 2021 se ha logrado mejorar la situación del empleo. No hay una sola actividad donde no exista un deterioro de las condiciones laborales”, sostuvo Rojas. 

La terciarización

El otro fenómeno que caracteriza la situación laboral del país, según Rojas, es la terciarización que ha ganado fuerza en las empresas que han reducido su planta y han aumentado la subcontratación de las firmas que les prestan servicios.

“Las empresas chinas subcontratan empresas, las de hidrocarburos, el recojo de la basura y los trabajadores de estas firmas que prestan servicios no cuentan con seguridad social. Se les paga de forma impuntual y no gozan de derechos laborales ni de condiciones de seguridad ocupacional”, afirmó.

Además, observó que la mayor cantidad de empleos hoy en día se generan en el sector informal y en puestos de menor calificación laboral, en los que los estudios académicos, la formación técnica e incluso el bachillerato cuentan poco y los que más pierden son los miles de profesionales que salen de las universidades cada año.

El trabajo en construcción es tercerizado.       Foto: Miguel portugal

Ahí se tiene a promotores de ventas, ayudantes de cocina, meseros; son empleos de bajos salarios y hay ejemplos incluso en medios de comunicación en los que a los periodistas sólo se les paga de 15 a 30 bolivianos por la elaboración de una nota.

“La mala calidad del empleo, la precarización, flexibilización extrema de las condiciones de trabajo, bajos salarios han provocado que la situación se ponga crítica y que el país viva hoy una crisis del empleo de calidad. Empeoró con la pandemia y si bien la economía se ha recuperado en parte, ha sido insuficiente”, recalcó Rojas.

Sobre la informalidad

La Organización Internacional del Trabajo, en su informe Panorama Laboral 2023, publicado el 19 de febrero, indicó que  a comienzos de ese año la tasa de informalidad en Bolivia era del 81% y superaba en alrededor de 2 puntos porcentuales el registro de igual período en 2019.

Para el segundo trimestre, la tasa de informalidad se había reducido a 77%, es decir que sólo un 23% de los trabajadores del país cuentan con algún empleo formal. Aunque en el caso de las mujeres, este porcentaje supera el 80%, revela la OIT.

Ilustración de Abecor.

El incremento de 5,85% al salario mínimo nacional y de 3% al haber básico “no es para rasgarse las vestiduras”, afirmó el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, en respuesta a los empresarios que advirtieron sobre consecuencias “muy graves” para la estabilidad de las empresas.

Dijo, además, que, según las últimas estadísticas oficiales, la informalidad se redujo del 80% al 77%, lo que significa que el beneficio llegará al 23% de los trabajadores del país que desempeñan sus labores en el sector formal.

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El dirigente de la Confederación Nacional de Trabajadores Fabriles Mario Segundo indicó que, lamentablemente, los empleadores cada vez buscan otras formas de despido y no hay estabilidad en las empresas.

Manifestó que en la pandemia más de cinco mil trabajadores perdieron sus fuentes de empleo y sus procesos laborales aún están en curso. “Además, las empresas están terciarizando la contratación de trabajadores para no cumplir con las cargas laborales y sociales”, dijo.

Añadió que en muchas empresas se emplea a los trabajadores con contratos civiles sin goce de derechos laborales ni estabilidad. Dijo que por eso es que se trabaja con el Gobierno para regular esto.

El Ministerio de Economía resaltó que, en cuanto al desempleo en el país, por tercer año  se tiene la tasa de desocupación más baja de Sudamérica, que llega al 3,9%.

¿Qué pasa con el empleo juvenil?

El Cedla, en su último informe Alerta Laboral, señala que los jóvenes luego de la pandemia se reinsertaron más rápido al mercado laboral, pero la calidad de los puestos laborales es mala.

Los datos de la Encuesta de Hogares 2021 del INE revelaron que el 47% de los jóvenes trabajadores ganaban hasta un salario mínimo nacional de 2.362 bolivianos y 42% de uno a dos SMN. La mayoría de los trabajadores (60%) cumplían jornadas laborales de más de ocho horas diarias (hasta 14 horas).

Sólo el 12% afirmó estar afiliado al sistema de pensiones,  sin considerar los aportantes efectivos.

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Respecto a los oficios: 28% trabajaban como vendedores, 14% en construcción y manufactura y 14% en otros trabajos catalogados por el INE como trabajos no cualificados. Solamente el 35% ocupaba puestos que típicamente requieren trabajo cualificado.

El 26%  de los jóvenes ocupados con educación superior trabajaban en ventas por mayor o menor y reparación de automotores, el 8% en servicio de comida o alojamiento (36 mil) y el 6% en servicios de transporte.