La pieza se presentará el 16 de mayo
Desmenuzada eliminará fronteras entre Argentina, Bolivia y Malasia
Al acercarse a la sala de ensayos el ruido se asemeja a una pelea, antes que a una obra de teatro. Diferentes voces se elevan en histriónicas declaraciones sobre los sentimientos. Pero es cuando se escuchan las instrucciones y la música, que va creciendo, que se comprende que se trata del ensayo de “Desmenuzada”, una obra de creación colectiva entre artistas bolivianas, argentinas y malasias, que se presentará la siguiente semana.
“En el arte mismo no hay fronteras. Podemos tener diferencias en la forma, en la estética, pero en el escenario, en la sala de ensayo, hablamos el mismo idioma, pero de diferentes formas”, explicó la directora argentina Ana Woolf a Visión 360.
La pieza es muy especial. No solo se presentará en el programa central del Festival Internacional de Teatro de La Paz (Fitaz), sino que también forma parte del tercer pilar del evento, Fitaz Expandido, que engloba talleres y espacios de cooperación internacional.
El trabajo y los ensayos se llevan adelante, en las mañanas, en el centro cultural Casa Grito (calle José María Zalles, 939). Una característica especial es que mientras que Woolf y los actores trabajan la escena, Susan Sarah John y Sabera Shaik, ambas de Malasia, trabajan en la música y el arte de las marionetas de sombra de forma paralela.
“Es un reto grande, pero muy interesante. Consiste en unir el uso distintivo que hacen de la música el teatro boliviano y el asiático, combinarla de manera que beneficie a la obra en su conjunto”, indicó John.
La compositora, dramaturga y directora ya trabajó antes con Woolf, crearon un espectáculo de tango en la ciudad de Kuala Lumpur. Esta es la primera vez que participa en el Fitaz.
“Es una experiencia muy intensa. No solo el trabajo es arduo, pero gratificante, sino que conoces otras formas de producir arte”, indicó.
Para “Desmenuzada” se está trabajando con los sonidos bolivianos, principalmente. De hecho, los actores portan instrumentos folklóricos como la zampoña. “Lo difícil es lograr el efecto necesario respetando el alma de la música. Recorremos una delgada línea entre el agregar algo y bastardizar la sonoridad. Esto es algo que no queremos, ya que la música boliviana tiene una fuerza ancestral muy potente”, explicó John.
La creadora reveló que una diferencia en el uso de la música entre el teatro asiático y el latinoamericano es que en el primero las composiciones sirven para crear el ambiente y la escena, más que destacar a las personas participantes.
Woolf indicó que este es un proyecto “único y nuevo”. Se trabaja alrededor de un texto escrito por la boliviana Denisse Arancibia. La música y detalles de la escena son originales.
Uno de ellos es el teatro de marionetas de sombra o Wayang kulit. Originario del estado malasio de Kelantan, este arte consiste en representaciones en las que las marionetas están entre una fuente lumínica y una cortina o telón sobre el que se proyectan las sombras.
Se presentará el jueves 16 de mayo en el teatro Doña Albina (avenida Ecuador, 2294, esquina calle Rosendo Gutiérrez). Comenzará a las 18.00 y las entradas están a 40 bolivianos.
Para Woolf esta iniciativa es la “clave” del festival. “Nos permite conocer el teatro boliviano en el país, revelarnos una nueva forma de diálogo sin fronteras en el escenario”.
